2.28.2012

CAMINANDO SIN RUMBO POR LAS CALLES

Una obra hecha de estragos del tiempo y jirones de la historia.

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La película Historias prohibidas (Storytelling, Todd Solondz, 2001) está dividida en dos partes: “Fiction” y “Non-fiction” y de la primera queda la turbiamente aleccionadora idea de que todo aquello que se narre por escrito (haya realmente sucedido o no: como lo del profesor de literatura, un negro enorme y brutal, que embelesa a sus jovencitas alumnas para sodomizarlas y someterlas a sus depravaciones sexuales), todo ello pertenece a la ficción… Los límites entre realidad y ficción son constantemente traspuestos en la narrativa. Buena parte de su vigencia y su prestigio está en ese devaneo con una y otra. Es sólo un juego. Un juego que puede llegar a ser muy serio. Bueno, comencemos entonces. Push «PLAY». No hay reglas. Y esperemos no decir «GAME OVER» en mucho tiempo.

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Tengo mayor impulso de escribir cuando estoy un tanto abatido, frustrado o afligido. Cuando me embargan la tristeza y la nostalgia. Escribo más en la medida en que mi ánimo se ensombrece y me arropan la pesadumbre y la añoranza. También lo hago cuando tengo una emoción realmente excitante, vivo una experiencia inolvidable, rememoro un recuerdo entrañable o tengo un sueño estremecedor. A veces intento hacerlo como un auténtico oficio. Consagrado a ello. Pero es muy difícil escribir con el estómago vacío y todo el mundo diciéndome que «haga algo». Como si leer 3 o 4 horas diarias y escribir otras tantas hasta que me duele la espalda –por mi mala postura–, se me agarrotan las rodillas –por estar sentado tanto en una incómoda silla–, me arden los ojos –por la mala iluminación–, se me entumecen los dedos –por tanto escribir–, me dan retortijones en las tripas –por el hambre– y siento que mi cabeza va a explotar –por el esfuerzo– fuera hacer nada.
En fin. Cada cierto tiempo arrojo una especie de mensaje embotellado al incierto mar del ciberespacio. Y sí: espero una respuesta que, sobra decirlo, casi siempre no recibo. Bueno, ¡qué diablos! Aquí voy…
Si no dispone de un poco de su devaluado tiempo, si no le interesa esto (lo que quiera que sea), si busca una lectura edificante. Deténgase aquí. Si no, continúe…

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